Setenta y cinco años es buena edad para comenzar a tomarse en serio la partida. Aunque la verdad es que la he tenido presente desde hace muchas décadas. Quizá seguí el ejemplo de mi padre, que parecería haber leído que en lo único que coinciden los filósofos es que para disfrutar de la vida hay que tener siempre presente la muerte. Llegado a estas alturas ya no importan los éxitos o fracasos que pude tener, todo se ve ridículo ante la tumba. No por eso espero con quietud monástica la hora de la verdad. No, no puedo irme en paz sin haber ajustado cuentas con varios asuntos que serán objeto de este esfuerzo.
He escogido la filípica y el blog para descargar mi ánimo porque por un lado son muchos los temas que quisiera tratar y el ensayo requiere mayor tiempo, y tiempo es lo que me falta ahora. Por otro lado los ensayos de esta naturaleza son boicoteados sin el menor pudor por el sistema en que vivimos, sino que lo diga Chomsky.
El Blog de Internet es la única esperanza que tenemos los disidentes para escabullirnos del control mediático y hacer llegar nuestra voz de protesta.
Les deseo una buena lectura.
viernes, 29 de enero de 2010
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Tío me sorprende leer lo que vendría a ser mi primera impresión de debilidad en ti. Un temor hacia la muerte, a la cual, si bien describes con tolerancia, me parece que existe cierto miedo a su pronta llegada, ya que a los 75 años, una edad que obviamente no conozco y sé que se encuentra dentro de las cifras económicas como el promedio de muertes, pero el punto es el temor. Creo simplemente que nadie tiene la vida comprada y que los actos generan consecuencias. Tu has tenido la suerte de escoger actos que te han llevado hacia donde estás ahora, y de eso no creo que habría de que arrepentirse, aunque claro, quién soy yo para intentar interpretar lo que otro ser humano siente y piensa o si es que te arrepientes o no de algo?, pero he aprendido que es simplemente el sentir lo que nos lleva a tener ansias por la vida, y que todo lo sentido es lo que realmente trasciende. Por ello, te felicito por muchas cosas positivas que han causado impacto en mis experiencias y me han hecho crecer de algún modo. Yo, por mi parte, no le temo a la muerte y la espero dichosa en el momento que tenga que ser mi momento, no se si minutos más tarde o después de los 75 años, pero le agradezco a quien sea que me ha dado el don de sentir tanto como lo siento a diario, que sé que es él, eso, ese sentir lo que me llena y me da felicidad en el aquí y el ahora.
ResponderEliminarSaludos y muy buena suerte.
Juan Carlos Frey Morote.
Tu sobrino.
Querido Juan Carlos: gracias por tus palabras. Como decía arriba para disfrutar de la vida hay que tener presente a la muerte, eso no es miedo, ese tomar una perspectiva que ayuda a todo. Cicerón escribió sus Filípicas a los 83 años. O sea que tengo mucho tiempo por delante para escribir y disfrutar de un sobrino como tú.
ResponderEliminarHerbert
Estoy de acuerdo. Y pienso que cuanto más se vive, menos se teme a la muerte. Y si se la teme no es porque vayamos a dejar de existir, sino por saber que el mundo seguirá existiendo exactamente igual sin nosotros.
ResponderEliminarMe parece una buena iniciativa el blog.
Un abrazo,
Blanca
Gracias, Blanca, trataré de estar a la altura de las circunstancias y seguiré leyendo las epístolas de Séneca. Hablando de muerte, se cuenta que ante la sorpresa de sus seguidores Sócrates pidió su flauta antes de beber la cicuta. Decía que no podía irse sin tratar de tocar una melodia que no había aprendido bien.
ResponderEliminarCariños
Herbert
Reconocer la relativa proximidad de un hecho inevitable, como es la muerte, significa valentia y no debilidad .
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