jueves, 25 de febrero de 2010

FILIPICA 5. UNA NUEVA CLASIFICACIÓN DE LA SOCIEDAD

Desde tiempos inmemoriales se ha clasificado a los países o a sus sociedades con el fin de administrar, educar, indoctrinar o manipular a la gente. La frustración es que ningún ordenamiento sirve ahora para comprender cabalmente las fuerzas que influyen en nuestra sociedad y son causa de un comportamiento u otro. Es evidente que el crecimiento socioeconómico no es armónico ni justo, esto obliga a buscar una nueva perspectiva para tratar de entender lo que sucede.

CLASIFICACIÓN DE SOCIEDADES
Dependiendo del punto de vista que se tome, la sociedad ha sido clasificada de diferentes formas. El Antiguo Régimen se componía a grosso modo de nobleza, clerecía, militares, comerciantes y pueblo llano. Los fanáticos religiosos dividen a la gente entre fieles, su propia religión, e infieles, la religión de los otros. Los marxistas la dividieron entre proletarios, burgueses y capitalistas. Los racistas entre blancos, negros, indios, mestizos, asiáticos, judíos, etcétera. En el siglo XX se comenzó a examinar a la sociedad según los ingresos económicos: clase alta, media y baja, matizando algunas de ellas, por ejemplo: clase media alta, o clase media baja.
En algunos países, como en el Perú, las encuestas públicas clasifican la población de acuerdo al nivel socioeconómico (NSE), es decir la combinación del estilo de vida con los ingresos económicos. Así el Nivel A representa a los que tienen un alto ingreso y viven con lujo. Las personas pertenecientes al Nivel B tienen un menor ingreso y condiciones de vida menos acomodadas, y así se continúa hasta llegar al Nivel E cuyos habitantes viven con menos de un dólar al día y en condiciones miserables.

CLASIFICACIÓN DE PAÍSES
La Guerra Fría dividió el mundo en dos: Países Totalitarios, bautizados así por Occidente a los que estaban bajo la órbita soviética, y Países Capitalistas y los dominados por Estados Unidos, según opinión de la URSS. Desde el punto de vista geográfico también se ha hablado del conflicto entre los países del hemisferio Norte y los del Sur. Sugiriendo que los del Norte son avanzados, no importando que algunos, como Mongolia y otros países pobres, estuvieran en ese hemisferio, y los del Sur constituidos por países pobres con alguna excepción. A partir de la segunda parte del siglo XX se ha hablado de países desarrollados y subdesarrollados, dependiendo de su grado de industrialización. Cualquiera que fuese la clasificación se notaba fricción y antagonismo entre las naciones que motivaban dando lugar a conflictos bélicos y tensiones insuperables.

EL PROBLEMA
La desaparición de la Unión Soviética trajo un espejismo de armonía mundial que motivó al filósofo Fukuyama a escribir en 1989 su famoso artículo “¿EL FIN DE LA HISTORIA?” Estimaba este politólogo estadounidense que ya no habría oposición a la política de neoliberalismo, se acabarían las luchas ideológicas, todo el mundo abrazaría el triunfo del pensamiento de EE UU.
El sueño no duró nada:
• Millones de habitantes pobres invadieron países ricos y 700 millones más desean también emigrar.
• Las tensiones del mundo toman un nuevo cariz: muchos creen que Occidente quiso asegurarse las fuentes de petróleo invadiendo Irak. Luego pretextando la seguridad mundial invadió Afganistán para intentar acabar con Al Qaeda.
• Palestina sigue sin poder constituirse en país mientras Israel sigue apropiándose de su territorio.
• Los países musulmanes se sienten humillados por las invasiones y el trato que les da Occidente. Algunos de sus habitantes responden con ataques terroristas en Nueva York, Madrid, Londres y donde se les permita.
• Samuel Huntington publica su artículo “EL CHOQUE DE CIVILIZACIONES”.
• El mundo se vuelve nuevamente inseguro, y como dice el periodista danés amenazado de muerte por sus caricaturas anti-islamistas, “existe una guerra, pero nadie sabe dónde está el frente”.

UNA NUEVA CLASIFICACIÓN PARA ENTENDER EL MUNDO
Dominique Miösi en su artículo de 2007 “THE CLASH OF EMOTIONS” (El choque de emociones) y al año siguiente Tzvetan Todorov con su libro “LA PEUR DES BARBARES” (El miedo a los bárbaros) examinan la situación mundial desde una nueva óptica: Lo que caracteriza a los países y condiciona sus comportamientos son las emociones. Según esta teoría hay cuatro clases de países. 1. Países con miedo. 2 Países con apetito. 3 Países resentidos, humillados. 4. Países indecisos.
Países con miedo son los de Occidente, como Estados Unidos y Europa, quienes a pesar de la arrogancia de sus fuerzas armadas y su poderío económico tienen miedo a perder sus privilegios, por eso han inventado las guerras preventivas, y por eso han desarrollado un sofisticado control de los medios de comunicación y de los intelectuales.
Países con apetito serían aquellos que se esfuerzan denodadamente para ser tan poderosos como los países de alto desarrollo e imitan sus estrategias de crecimiento. Ejemplo de ellos podría ser China,
Países resentidos son aquellos que se sienten avasallados real o imaginariamente por potencias extranjeras.
Países indecisos incluirían a los que todavía no han decidido que ruta tomar, les falta la pasión, la entrega y sacrificio para llegar a ser países con apetito, y no se sienten resentidos ni rencorosos. Están desorientados. Pero mientras tanto están perdiendo el tren y sus recursos naturales son explotados por otros países.

¿Se puede adaptar esta clasificación de países a una sociedad específica, digamos la del Perú? Creemos que sí. Lo veremos en las siguientes filipicas.

martes, 16 de febrero de 2010

FILÍPICA 4. LA DEMOCRACIA PERFECTA

Los conquistadores fueron una gentuza analfabeta pero con suficiente inteligencia para darse cuenta de que para mantener el control de la población lo primero que tenían que hacer era acabar con los intelectuales incas, los amautas, y con sus universidades, Yachayhuasi. Ya vendrían después los religiosos a enseñar a los sometidos “ora et labora” pero no pienses. Luego durante el virreinato la educación estaba circunscrita a los descendientes de españoles porque a los indígenas había que mantenerlos atomizados y en la ignorancia, no fuese que se les ocurriera pensar y se rebelaran. La decisión de no educar a los pueblos conquistados no fue exclusiva de España, todos los países colonizadores hicieron lo mismo, llámense Inglaterra, Holanda o Francia.
Lo lamentable es que esta tradición colonial la hayan seguido los gobernantes de la República hasta nuestros días. Un pueblo ignorante es más fácil de someter y explotar. Es verdad que entrado el siglo XX hubo un intento de cambiar las cosas. Los movimientos sociales aparecieron en el mundo y los gobiernos se vieron obligados a impartir educación pública, pero esta siempre fue mal pagada, impartida en colegios precarios por profesores sin preparación. Es decir, una educación pública lo suficientemente mala para que el pueblo no se eduque. Instruirlos sería peligroso, la clase privilegiada podría perder su posición. (Si desean saber más sobre la historia de la Educación en el Perú ver capítulo II del libro -Pero… ¿tiene el Perú salvación?- http://www.herbertmorote.com/tiene_peru.asp )

Los que se esfuerzan por mantener ignorantes a los jóvenes peruanos han hecho una labor excelente. ¡FELICITACIONES! Se ve que se han empleado a fondo. Solo los estudiantes de Haití obtienen peores resultados. Enhorabuenas a los presidentes de nuestras “ricas montañas, hermosas tierras, risueñas playas, cumbres nevadas, rios, quebradas”. Han cumplido con el trabajo de narcotizar a los futuros ciudadanos de uno de los países más ricos del mundo, ricos no para sus pobladores, sino para los que se benefician de la ignorancia y adormecimiento de la población. Por eso ningún candidato a presidente del país ha puesto la Educación a la cabeza de su agenda política, no ha sido necesario ni hacer promesas. Instalado el nuevo gobierno la Educación no es tema prioritario en los debates políticos, salvo cuando el sindicato de maestros pide unos miserables aumentos salariales. Claro, los padres ignoran la realidad y creen que sus hijos reciben buena educación.
Hemos superado cualquier fantasía Orweliana, estamos contentos con la ignorancia y la pobreza, agradeciendo vivir en un país rico aunque eso no nos beneficie para nada. Ni Stalin ni Goebbles hubieran soñado con tal sometimiento de la población. Tienen razón los que afirman que los medios de comunicación de nuestra democracia son lo que la cachiporra y las prisiones fueron para las tiranías. ¡Hemos creado la democracia perfecta!

viernes, 12 de febrero de 2010

FILÍPICA 3. ¿QUIÉN SE BENEFICIA DE LA IGNORANCIA Y LA INOCENCIA?

Los romanos fueron más perspicaces que los franceses, mientras los últimos buscan como autor del crimen a una mujer, “cherchez la femme”; los romanos se preguntaban quién era la persona que se beneficiaba con el asesinato.
No hay duda que mantener ignorante al pueblo es un crimen, y también lo es abusar de su inocencia con propósitos inconfesables. Por eso es justo preguntarse ¿quién se beneficia con mantener a la gente ignorante de lo que sucede en el país? ¿Quién sale ganando con la inocencia de gente que cree que no tiene derechos para reclamar nada? Es más, ¿quién se regocija viendo a la masa entregada a la televisión, discutiendo sobre fútbol, o leyendo revistas y periódicos repletos de imágenes que llenan la vista y vacían el cerebro? No hay que pensar, el que piensa es peligroso, puede reclamar; el que razona puede decir ¡Basta ya!
Esto pasa en todo el mundo, pero el ejemplo del Perú es patético. Todos, absolutamente todos los presidentes elegidos democráticamente durante el siglo XX, salvo los que murieron, fueron reelegidos a pesar de ser corruptos, irresponsables, racistas, y hasta asesinos o, en el mejor de los casos, ineptos de solemnidad. ¿Cómo es posible haber reeligido a Fujimori, a Alan García, a Prado, a Belaúnde?, por mencionar los últimos. El siglo XXI sigue la misma huella; hasta el “felipillo” de Alejandro Toledo está preparando su campaña de reelección. ¿Qué se ha hecho para que la gente olvide las barbaridades cometidas y vuelva a confiar en ellos? ¿Quién la ha convencido a reincidir?
Pero hay más, ¿quién se ha beneficiado por la falta de tradición política donde no ha sido posible mantener partidos de derechas ni de izquierdas, salvo el APRA que ahora no sabemos a qué lado está o si, como creen muchos, es simplemente un grupo unido por la esperanza de seguir mangoneando al país? ¿Quién se beneficia de la soledad y desconcierto en que se encuentra el votante peruano cada cinco años?
En el campo laboral ¿quién gana con el desprestigio de los pocos sindicatos que quedan? ¿Quién se regocija de que el sindicato de profesores, el SUTEP, esté en manos de unos trasnochados comunistas que dan risa con sus proclamas soviéticas y que pelean entre ellos porque unos son leninistas y otros trotskistas, pero se las han apañado para controlar con maniobras mafiosas a miles de honrados maestros que no saben cómo organizarse para derribar esa cúpula cancerosa?
En una reciente encuesta de la Universidad de Lima, el 82% de la categoría más pobre del pueblo, la llamada “Clase E”, aquella que vive en las barriadas más miserables e insalubres del país, cuyas casas carecen de agua y desagüe, que tienen piso de tierra, techo de latas o cartón, cuyos pobladores se mantienen con menos de un dólar al día, opinan que están contentos con el lugar donde viven. ¿Cómo se ha logrado conseguir tan monstruoso resultado? ¿Quién se beneficia de tal aberración sociológica y humana?
En cuanto a Educación el asunto es triste o indignante, dependiendo del lado en que se mire y de la capacidad emocional que usted tenga. El 90% de los alumnos termina secundaria sin entender lo que lee y el 97% sin saber las matemáticas que le enseñaron. Los resultados de los colegios estatales tienen peores resultados. Esto parece ser ignorado por los pobres más pobres: el 88% de la “Clase E”, según la mencionada encuesta, dijo estar satisfecha de la educación que reciben sus hijos. ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo se ha logrado que estos humildes habitantes estén satisfechos con la educación que reciben sus hijos?
Las preguntas realmente son otras:
¿Quién se beneficia de la ignorancia del pueblo?
¿Quién hace caja manteniendo a la gente adormilada?
¿Quién goza viendo a la masa entretenida en otras cosas?
¿Quién desea que todo siga igual?
Continuaremos…, por ahora es suficiente…

jueves, 4 de febrero de 2010

FILÍPICA 2. ¿QUIÉN EJERCE EL PODER? LA DERECHA NO EXISTE, LA IZQUIERDA MENOS

¿Vale la pena hacer un esfuerzo para cambiar algo de este mundo descerebrado?, no lo ha conseguido Chomsky ni ningún intelectual disidente de su altura. La idiotez se ha apoderado de las masas de tal forma que ni se dan cuenta del estado en que se encuentran, es más, muchos hasta se sienten satisfechos con la condición en que viven. ¿No lo creen? En otra oportunidad comentaré algunas encuestas.
Lo grave es que no se vislumbra en el horizonte ninguna opción política que despierte entusiasmo. ¿Esta situación es consecuencia del pensamiento de derecha o del neoliberalismo o de como quieran llamarlo? ¡NO! El pensamiento de derecha no existe, lo que tenemos es simplemente la praxis de un capitalismo salvaje, irresponsable y angurriento. El verdadero poder que gobierna el mundo no es Estados Unidos, es el corporativismo transnacional llamada por la prensa anglosajona “The New Imperial Age” o bautizada como “corporocracia” por Juan Luis Conde http:(http://juanluisconde.blogspot.com)

Los defensores de la mal llamada derecha y todos los intelectuales que la respaldan no hacen otra cosa que dar la cara por sus amos, los capitalistas, sean quienes sean, vengan de donde vengan, nativos incluidos. Estas cajas de resonancia son simplemente voceadores pagados de una manera u otra por corporaciones, fundaciones u organizaciones financiadas y dirigidas por ellos. ¿Por qué estos ventrílocuos del verdadero poder son los únicos que tienen acceso a los medios de comunicación para indoctrinar o desinformar a la masa? Pues simplemente porque los medios de comunicación son empresas que viven de la publicidad de sus colegas y por tanto tienen que seguir la línea editorial que les impongan sus clientes. Por ejemplo, si un medio criticase al Banco Santander por el cobro excesivo de comisiones no solo atacaría a ese banco sino a toda la banca, y como consecuencia ya podría olvidarse de su publicidad y de la publicidad de todos los clientes importantes de los bancos. O sea a callar y hablar de fútbol o de crímenes, o de la corrupción de los alcaldes.
¿Y la izquierda? Pues peor no puede estar, casi no respira. A lo más son unos cuantos trasnochados que lo único que hacen es pelear entre ellos. La izquierda está acabada en el mundo entero. Están en caída libre. La verdad es que se lo merecen por desunidos, por tener una mentalidad de piojo, por no entender lo que es importante. La izquierda nunca desarrolló una estrategia ganadora, sus miembros se perdieron en vericuetos internos, en dimes y diretes, en traiciones sin fin. Desaparecida la Unión Soviética su precipitación fue total.
Bueno, si no hay remedio porqué no apagamos las luces y nos vamos. ¿Para qué diablos estoy escribiendo esto si todo está perdido? Lo hago porque felizmente conozco a una minoría consciente que piensa por sí sola, que disiente, que está inconforme con lo que pasa, que desea el progresar con honestidad y esfuerzo. Conozco a muchos jóvenes y personas mayores que no han sido engañados ni adormecidos por la prensa ni la televisión.
Todavía existe gente que no ha podido ser aborregada. Son ellos los destinatarios de mis filípicas. Imito modestamente a Demóstenes cuyas Filípicas, llamadas así por estar dirigidas a Filipo II rey de Macedonia, tenían como verdaderos destinatarios a los atenienses para alertarlos del peligro que corrían. O Cicerón, cuyas filípicas contra Marco Antonio tenían como destinatario a los senadores romanos para reforzar el rechazo al cesarismo y la tiranía que se cernía sobre ellos.
Hace 30 años tuve la ocasión de entablar cierta relación con un anciano monje cartujo de un monasterio enclavado en un macizo alpino poco accesible. Los domingos en la tarde este monje se encargaba de hacer un tour al convento a los pocos turistas que llegaban a ese remoto lugar. Antes de partir de Francia me acerqué a despedirme de él y aproveché para preguntarle si el voto de silencio, las pesadas tareas que tenían y el rigor de su exigente horario de oraciones, justificaban el sacrificio. Le pregunté si estaba enterado de lo que pasaba en el mundo, y si no estaba preocupado por la suerte de aquel inmenso convento que en un tiempo albergó más de cien monjes y que ahora no pasaba de la docena. El viejo monje me regaló un libro diciéndome: “aquí encontrarás nuestra misión, nosotros queremos mantener la llama de la fe. Cierto es que la llama está más débil que antes, pero aún así será capaz de encender la mecha que cause una explosión de fe y amor cuando se den las condiciones. Nuestra misión en la vida es mantener esa llama de esperanza”.
Los disidentes debemos hacer lo mismo.