viernes, 25 de marzo de 2016

¡AJJJ.... ! ¡QUÉ ASCO VOTAR OTRA VEZ! " LOS DE SIEMPRE-"


(Primera parte de tres)

“Los de siempre”

Seré sucinto, la cercana fecha para votar no permite florituras.

Ya estoy harto. Harto hasta las narices de ir a votar para elegir al presidente del Perú. Y no es por el esfuerzo de acudir a las urnas, sino por comprobar que  de nada sirve el elegir presidentes que no solo no cumplen lo que prometen sino que hacen todo lo contrario, y no suficientemente contentos con la traición se dedican a robar, a mangonear las finanzas del país mientras que la desigualdad social y económica sigue aumentando a ojos vistas.
Voté por Belaúnde, un presidente que hasta ahora tiene la aureola de demócrata a pesar de que en su primer periodo sus colaboradores se hincharon de dinero con el erario nacional y componendas con voraces empresas extranjeras como la que ocasionó el escándalo petrolero que dio pretexto al golpe de estado que lo depuso. Su segundo periodo fue peor: permitió a las Fuerzas del Estado asesinar a cuanto compatriota veían por la sierra causando una reacción negativa en la población serrana en vez de conseguir su apoyo para combatir a los miserables terroristas de Sendero Luminoso. Ni durante Alan García o Fujimori se cometieron tantos abusos y asesinatos como durante el mandato del “demócrata”  Belaunde.

El caso de Alan García es como para llevarnos a un centro internacional de retardados mentales. En su primer mandato votamos por él con entusiasmo, aún personas que éramos anti-apristas consumados.  Su juventud, simpatía, entusiasmo y verborrea nos encandiló. Todos conocen el resultado: un fracaso en todo sentido, y si la devaluación del sol fue escandalosa peor fue el saqueo, el robo exagerado y notorio que hizo este hombre que venía de un partido como Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) cuyo mérito era tener ideas socialistas y demócratas. Luego de su estruendoso fracaso nos olvidamos de él. La justicia lo persiguió sin éxito hasta que prescribieron sus fechorías y las de los narcotraficantes que indultó. Luego se presentó nuevamente (esta vez no voté por él) y fue elegido por poco margen, pero suficiente para entregar a la oligarquía criolla la política neoliberal que reina en el país a través de sus títeres políticos. También siguió indultando narcotraficantes. De sus principios apristas no quedó ni el más mínimo rastro.

Después Fujimori ganó su primer mandato porque la población más humilde creyó de forma desesperada que no podía elegir a Mario Vargas Llosa, un representante del neoliberalismo promotor del poder económico internacional. Lo que pasó con el “chino” está al alcance de la memoria más reciente: Fujimori aplicó la misma receta económica que Vargas Llosa, y por su cuenta aunó una corrupción generalizada que le permitió contralar jueces, militares, periodistas, y a cuanto pájaro tuviera visibilidad. Fujimori no fue derribado por nadie, fue su misma incontrolable podredumbre la que lo hizo renunciar desde Japón.

Luego el presidente Toledo fue entusiastamente elegido por una masa ingenua que vio en sus marcados rasgos indígenas un Pachacutec o algo así que levantaría el nivel de atraso a la que está condenada nuestra población. Salvo el  progreso de los de siempre no se hizo nada por la educación, sanidad ni por disminuir la desigualdad de nuestra sociedad. Lo que realmente se vio saltó poco después al conocerse su ilícito y desmedido enriquecimiento.

Más adelante  voté como muchos peruanos por Humala. Sí, desde el inicio de su campaña me gustaron sus ideas progresistas, a pesar de que El Comercio y sus satélites no dejaban pasar un día sin que soltaran rumores como el que iba a expropiar la propiedad privada e imponer precios bajos a productos básicos que causaría una hambruna  descomunal. A última hora Vargas Llosa le dio su bendición. Algo sabría el Nobel y no se equivocó. Al poco tiempo de ser elegido Humala cambió su prometida política progresista y se echó en brazos de un sistema que neoliberal al que todo le parece poco. Humala se deshizo de sus colaboradores iniciales y luego de cambios continuos y acelerados (uno no sabe quién no es ministro en el Perú) llevó al Perú a la situación dramática en la que nos encontramos, con el costo de vida más elevado de América Latina,  unos sueldos de hambre y unos jubilados que tienen pensiones de miseria. Total un desastre. Además  su Lady Macbeth criolla, que perdió la oportunidad de salvar a su marido,  se metió en el ajo y alargó sus ambiciosos dientes.

Ahora, en 2016, nos encontramos ante un paisaje desolador: nuevamente se presentan Alán García, Toledo, Fujimori vestido de Keiko, más PPK, pájaro financiero de más que dudosa reputación por la labor que desempeñó durante los gobiernos de Belaúnde y de Toledo. La verdadera nacionalidad de PPK reside en los paraísos fiscales. Ser estadounidense o peruano poco le importa.
¿No les da vergüenza tener candidatos como estos? A mí sí.

Escribo estas líneas el Viernes Santo. ¡Qué fecha más triste para un país entristecido por la corrupción política!
                                   
Fin de la primera parte de tres

HM




No hay comentarios:

Publicar un comentario