miércoles, 31 de octubre de 2012

EL GUÍA DEL HERMITAGE Y YO EN REBIBBIA, CÁRCEL DE ALTA SEGURIDAD. ROMA

El correo que recibí de Pino Tierno era tan escueto como inquietante:  Qué tal estás? Y Elisabeth? Hace mucho tiempo que no nos escribimos... Lo hago ahora porque me gustaría dar al 'Guia' en  'mi festival' con un reparto muy especial: los presos de la cárcel de Rebibbia (Roma)! El director se ha enamorado del texto. Que te parece? Espero tu respuesta a esta propuesta un poco rara. Te mando un abrazo a ti y tu esposa.”.
Pino es un productor de teatro italiano que viene frecuentemente a España a ver qué novedades puede llevar a su país. Hace algunos años vio en el teatro Bellas Artes de Madrid El Guía del Hermitage en la que actuaba Federico Luppi, le gustó y la hizo traducir al italiano para ponerla en los festivales que organiza en Roma. En su primera oportunidad El Guía tuvo la mala fortuna de caer en manos de un hombre aparentemente muy versado en pintura, efectos especiales, pero no en un teatro de texto como es el mío. Resultado: no me gustó nada, nos salimos de la función a los pocos minutos que comenzó. Un escándalo, pero no pude soportar que destrozaran mi obra. Pino compartió nuestro enfado y nos ofreció sus sentidas disculpas, pero la culpa no fue suya.
Ahora Pino me proponía hacerlo en la cárcel de Rebibbia como si yo supiera lo que eso significaba. Luego me enteré por Internet que Rebibbia es  una famosa cárcel de “alta sicurezza”. Por allí pasó Mehmet Ali Agca, el turco que disparó cuatro veces al papa Juan Pablo II, y muchos otros famosos pertenecientes a la mafia.  Actualmente Rebibbia es prácticamente una ciudad que tiene alrededor de 5,000 presos, incluyendo una sección para mujeres.  

 La propuesta me interesó inmediatamente y así se lo hice saber a Pino antes de que me diese más detalles sobre el proyecto. El Guía del Hermitage clausuraría el festival anual de “Drammaturgia Internazionale Contemporanea” en el que participarían obras de autores de 10 países escritas originalmente en 8 idiomas distintos. Fabio Cavalli, el director de la obra, viene haciendo teatro con los presos de Rebibbia desde hace 22 años, es parte de los programas de rehabilitación que tienen los reos. La última obra que pusieron –El César debe morir- llamó la atención de los hermanos Taviani quienes rodaron un ficcio-documental dentro de Rebibbia que acaba de ganar el Oso de Oro de Berlín. En esa película participaron dos de los presos que harían El Guía. ¡Qué más podía yo querer! Esto sobrepasaba mis más peregrinas aspiraciones.
El lujoso programa del festival resaltaba al El Guía del Hermitage con unos términos que me sonrojo en mencionarlo pero no puedo evitar compartirlo. Por su fantasía e imaginación, arte y belleza, como vía de fuga de la realidad que nos oprime, me comparan con los clásicos Dante, Shakeaspeare, Pirandello, Aristófanes. El director de la obra añade “Un´opera magnifica, completa, esemplare… non inferiori dei classici “.
El personaje femenino que acompañaría a los dos presos sería Daniela Marazita, una actriz profesional que goza de plena libertad. Esto coincide con la obra de teatro donde Sonia es el personaje que vive fuera del Hermitage y está en contacto con la realidad. Pero había una sorpresa más: el músico Franco Moretti  había compuesto una obra especial para clarinete y cuerdas que acompañaría  en algunos momentos a la pieza.

La cárcel de Rebibbia está a casi unos cuarenta minutos del centro de Roma en dirección a Tívoli. Los 6 que íbamos en la camioneta de un amigo de Pino intercambiábamos nuestras inquietudes y ansiedades por entrar en la cárcel. Pino era el más aprensivo y no cesaba de decir que se sentía nervioso. Todos habíamos enviado copias de los DNI o pasaportes, en el caso de Elisabeth y mío, para pasar por una entrada para autoridades. El resto del público debía haberse registrado antes para ocupar una de las 200 butacas reservadas al festival. Las otras 200 butacas estaban reservadas a los presos.
La puerta asignada parecía un entrada a una urbanización de clase media, no habían altas rejas, ni portones de acero. Un empleado vestido de civil nos acogió, comprobó nuestros nombres y gentilmente nos hizo de dejar cámaras, móviles y cualquier aparato eléctrico en una casilla, Luego pasamos  por un sensor parecido al de los aeropuertos, y después a un reducido cuarto donde un oficial revisó nuestros documentos, se quedó con ellos y a cambio nos dio una tarjeta de visitante que debíamos ponerlo a la vista todo el tiempo. Para seguir nuestro camino debimos esperar un timbre que abría la puerta a un espacio muy amplio y en parte ajardinado que circundaba otra serie de edificios de unos dos pisos. Una enorme escultura, especie de esfera incompleta que dominaba la vista. Luego varios oficiales no enseñaron una puerta que daba a una larga galería que me hizo recordar a la de los colegios. Estas tenían a un lado pinturas decorativas y al otro cuadros explicativos de la historia de Rebibbia desde la prehistoria hasta nuestros días. Qué privilegio es vivir en este lugar, parecía que era el mensaje. Al final nos encontramos con un reja que daba un gran salón donde habían varios oficiales de prisiones impecablemente uniformados, como es usual en la policía italiana. Con gran amabilidad nos abrieron otra reja donde había otra amplia área que circundaba algo que no podíamos ver, salvo unas rejas bastante altas. Antes se encontraba una iglesia algo baja pero muy moderna en su diseño. Debajo de ella estaba el teatro donde nos recibió Fabio Cavelli, el director de la obra, quien nos guió, a Elisabeth y  a mí, hasta la primera fila junto al pasillo. Nuestros vecinos fueron una profesora universitaria y una periodista de la RAI, que participarían en un coloquio conmigo al final de la función. Luego de esperar un buen momento entraron los presos vestidos en su mayor parte con camisas atractivas y vaqueros, guiados por vigilantes con uniforme de trabajo.
Acabado los murmullos entró el director de la prisión y varios de sus asistentes. Antes de subir al escenario el director se acercó a mí para agradecerme “il honere” de estar allí, y otras zalamerías que no comprendí bien. El discurso del director no lo entendí tampoco muy bien pero Elisabeth que se maneja muy bien, cómo no, en italiano, me lo aclaró después. Dijo el director que una de las maneras de evaluar el nivel de desarrollo de un país es ver la calidad de sus cárceles, de la manera cómo se trata a los que han infringido la ley. ¡Qué verdad mas cierta! Me acordé de las cárceles de EE UU donde más de un millón de presos son tratados como basura. O de las cárceles de México con toda la corrupción que tienen. O las miserables cárceles de Perú donde los hacinados se pudren en vida y si salen lo hacen sin ningún respeto por la sociedad.

Por fin, llegó la hora de la verdad: la actuación-lectura de la pieza. Y digo lectura porque según supe después por razones de seguridad los presos no habían tenido mucho tiempo para aprenderse el texto de memoria por lo que actuaron llevándolo en la mano para leerlo. Desde un comienzo la actuación fue tan buena que Elisabeth no paraba de darme codazos y soltar exclamaciones de admiración. Pavel fue interpretado por Giovanni Arcuri, un actor con experiencia que antes había hecho de César, en “Cesare deve morire”. Giovanni es alto, elegante, tez bronceada, está condenado a 17 años por narcotráfico. Va por el 11, y cree que pronto le pueden rebajar la pena. Todo esto me lo contó en los breves momentos que tuvimos al término de la función, también me pasó un papelito con su email.  Luego leí por Internet que en este agosto había presentado su libro publicado por Mondadori “Libero dentro” (Libre dentro). La presentación ha debido llevarse acabo dentro de los días de permiso vigilado que han comenzado a darle. Casualmente saldría nuevamente al sábado siguiente con un permiso por ocho días. Iba a ver a su novia, me dijo con una cara llena de felicidad.
Con el otro actor tuve un poco más de tiempo ya que se hizo el remolón a la hora de regresar a su celda. Vittorio no me contó mucho de su vida, sé que considera ciudadano del mundo, y que trabajó en un papel secundario en “Cesare deve morire”. No sé quien me dijo que está condenado a perpetuidad por su participación con el crimen organizado, léase mafia. Espero que no sea verdad, se le ve una magnífica persona, bueno, amable, simpático, comprometido con la obra, que es lo de lo que más hablamos. Vittorio me contó lo difícil que fue aprender el texto dado que sus compañeros de celda no se lo pusieron fácil. Tanto Vittorio como Giovanni hablan un castellano perfecto, sus viajes los habían llevado a Colombia, Venezuela y otros países de habla hispana. Ambos opinaron que la  obra les exigió muchos registros y ese reto les encantó. Terminaron exultantes.
Daniella Marazzita en el difícil papel de Sonia cumplió su cometido con gracia y talento. Hubo momentos tiernos donde ella apoyó su cabeza amorosamente en la de Pavel que causó suspiros en la sala. En otro momento, durante el jolgorio ante el cuadro de los Zaporogos Daniella se rió con tal sinceridad que contagió al público. Y hablando de los asistentes tendré que decir que después de haber visto la obra en varios países, el de Rebibbia ha sido el más compenetrado con la actuación. En varios momentos culminantes el público rompió en aplausos lo que motivó a los actores a una entrega aún mayor. Los amantes del teatro podemos reconocer fácilmente si la palabra está llegando al público, aquí la audiencia parecía parte de la obra.
Al término, y luego de los largos aplausos y bravos, me invitaron a compartir el éxito con los actores. También se organizó un coloquio en el cual la profesora universitaria explicó el momento histórico en que ocurrieron los hechos que narra la pieza. Finalmente subió la periodista de la RAI y me entrevistó con preguntas que me permitieron realzar los temas de la obra.  Todo acabó con una traca de aplausos tanto del público como de los presos.
Para salir, el público y los que estábamos en el escenario tuvimos que esperar hasta que salieran los reos gentilmente guiados por los vigilantes. En fila muy disciplinada cruzaron el segundo circuito y pasaron por una reja que daba a una escalera sobre un talud que se perdía de vista.
Mientras eso ocurría pude charlar con los actores a pesar de que parte del público subió al escenario a felicitarnos. Otros vigilantes miraban a la cierta distancia lo que sucedía. Terminada la salida de los presos salió el público y nosotros, salvo Giovanni y Vittorio que se dirigieron a donde estaban sus guardianes.
TELÓN.
HM
Octubre 2012

PD. Una semana más tarde Pino me envió un correo diciendo que el director de Rebibbia me pide autorización para realizar otra función antes de Navidad y desea pagar los derechos. Le he dicho que sí, pero no es necesario que me paguen nada, es un privilegio para mí llevar nuevamente la obra a mis amigos de Rebibbia, carcere alta sicurezza.  
                   
   GIOVANNI ARCURI

 
              VITTORIO PARRELLA



            DANIELLA MARAZITA



ENLACES EN ITALIANO
-Trailer de la película “Cesare deve morire”. 1.24 minutos. http://www.youtube.com/watch?v=HdNpnS4LQas

- Película “Cesare deve morire”. 1 hora con 13 minutos. http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=ICKyQ3iePOw

-Reportaje sobre la cárcel de Rebibbia. http://www.youtube.com/watch?v=frx7ZKpCOqQ

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