sábado, 12 de septiembre de 2015

LOS INSACIABLES, FILÍPICA 2. Segunda Parte. Clasificaciñon del la sociedad.



LOS INSACIABLES.  FILÍPICA 2. Clasificación de la sociedad

(Segunda parte)

Primera aproximación: clasificación de países

Al no encontrar un faro que ilumine la correcta manera de clasificar a la sociedad veamos si encontramos inspiración en la clasificación que se hace de los países. La Guerra Fría  dividió  los países en Totalitarios, bautizados así por Occidente a los que estaban bajo la órbita soviética, y Capitalistas a los dominados o influenciados por Estados Unidos, según opinión de la URSS. Hubo un grupo de países que no quiso pertenecer a estos polos y se autodenominaron No alienados. También se ha hablado de las diferencias entre los países del hemisferio Norte y los del Sur, sugiriendo que los del norte son avanzados no importando que algunos, como Mongolia y otros países pobres, estuvieran en ese hemisferio. Por otro lado no todos  los países del hemisferio sur son pobres, allí está Australia y Nueva Zelanda.

A partir de la segunda parte del siglo XX se ha hablado de países desarrollados y subdesarrollados dependiendo de su grado de industrialización. Hay personas que desdeñosamente llaman a los últimos “países tercermundistas” sugiriendo que tienen costumbres bárbaras, ignorancia supina y corrupción generalizada, sin tomar en cuenta que muchas costumbres de los países del primer mundo son peores, como el matarse por millones entre ellos; o que sus educados ciudadanos están acabando con la naturaleza del mundo; o que su corrupción es mucho más extendida, más perversa y goza de más impunidad.

La hipocresía tiene mucha imaginación, es así que para evitar la connotación tercermundista, ahora se les ha dado por llamarlos países emergentes, lo cual da algo de esperanza a naciones que, según ellos, están emergiendo de la miseria, barbarie e ignorancia. Algunos economistas más prudentes consideran que solo son emergentes los países del BRIC, Brasil, Rusia, India y China.

Como ves, Juan, la terminología con que agrupamos a los países tampoco responde a lo que queremos saber: ¿quiénes son los que mandan, quiénes los que obedecen? ¿Quiénes son los que explotan y quiénes son explotados? Parecería que todos estuvieran conformes con la suerte que les ha tocado.

Desde la desaparición de la Unión Soviética el futuro es visto con tal determinismo y resignación que en 1992 Francis Fukuyama publicó su conocido libro –El fin de la historia y el último hombre-.  Estimaba el politólogo estadounidense que desaparecida la URSS ya no habrán contendores para luchas ideológicas porque todo el mundo abrazará el triunfo de la política neoliberal que promueve o impone EE UU.

La predicción de Fukuyama no duró nada:

  • Para huir de la miseria millones de pobres están invadiendo países ricos y otros 700 millones quieren seguirlos. Esto está causando graves tensiones raciales y económicas en las sociedades “avanzadas” que hasta ahora les dieron la espalda salvo para explotarlos y ahora no saben qué hacer con ellos.
  • En sentido inverso, los países ricos invaden países pobres para asegurarse materias primas, sean éstas petróleo, gas o minerales. Tal es el caso de las invasiones recientes a  Irak (petróleo) y Afganistán (litio), o el dominio financiero al que están sometidos los “países tercermundistas”.  
  • Los países musulmanes se sienten humillados por las invasiones  y el trato que les da Occidente. Algunos de sus habitantes responden con ataques terroristas en Nueva York,  Madrid, Londres o en cualquier lugar donde puedan.
  • Palestina sigue sin poder constituirse en Estado mientras Israel sigue apropiándose de su territorio creando una tensión peligrosa en el Cercano Oriente, fuente principal de petróleo.  
  • El mundo se vuelve nuevamente inseguro, y como dijo el   periodista danés amenazado de muerte por sus irreverentes caricaturas anti-islamistas, “existe una guerra, pero nadie sabe dónde está el frente”.
  • Algunos intelectuales de derecha creen con Samuel Huntington que lo que realmente hay es un -Choque de civilizaciones- y no de países ni de ideologías.
  • Los partidos de extrema derecha están creciendo apoyados por un sector que promueven acciones xenófobas, nazistas e intolerantes con grupos minoritarios.
  • Por un lado los gobiernos han perdido autoridad para diseñar importantes adecuadas estrategias económicas y por otro ejercen toda su autoridad para crear un control asfixiante y creciente de las actividades de los ciudadanos. Cámaras de seguridad, escuchas ilegales, acceso a los hábitos de compra, gustos,  interés y preferencias de la gente son fácilmente captados en los archivos de las páginas que visitan por Internet, o en el uso de las tarjetas de crédito. El gran hermano es una realidad que está a disposición del poder cuando desee.  
  • El clima de violencia e inseguridad  a la que está sometida la gente ha creado un estado de alarma sin precedentes en la historia, del que se beneficia una industria de protección también sin precedentes en la historia.



Como has visto, Juan, la clasificación actual de los países tampoco nos inspiran para entender las sociedades que las componen. Felizmente  encontramos el artículo de Dominique Miösi --THE CLASH OF EMOTIONS-* publicado en 2007 y al año siguiente el libro de Tzvetan Todorov -LA PEUR DES BARBARES-* que nos dieron un soplo de aire fresco al examinar la situación mundial desde una nueva óptica: lo que caracteriza a los países y condiciona sus comportamientos son sus emociones. Según esta teoría habría cuatro clases de países. 1. Países que promueven el miedo para avasallar a otros. 2 Países con apetito. 3 Países resentidos, humillados. 4. Países indecisos.

No entraré a examinar la corrección o no de esta clasificación, que parece a todas luces interesante de tenerla en cuenta, lo que interesante para nosotros es que para clasificar a los países se consideren sus emociones y no su grado de progreso industrial y financiero, aunque quizá si nos metiésemos de lleno en el asunto encontraríamos  que hay cierta correlación entre ello. Inspirados por esta novedosa manera de clasificar a los países nosotros podríamos intentar clasificar a las personas de acuerdo a sus comportamientos. Es decir por lo que piensan y hacen, no por lo que tienen o dicen. Por lo que realizan, no por lo que desean.

Como ya te debes haber dado cuenta, Juan,  he evitado clasificar a la sociedad por sus emociones, como dice Todorov, porque generalmente las emociones suelen tener poca duración y pueden dar bandazos sin mucho sentido ni razón. Las emociones son complejas y en ocasiones incomprensibles. Mientras que el comportamiento, las actitudes, el carácter, la fe, la manera de ser, son previsibles y perseveran. Intentemos, pues, clasificar a los individuos de nuestra sociedad de acuerdo a su manera de actuar, su praxis, y dejémonos las especulaciones emocionales a los psiquiatras. Por sus frutos los conoceréis, dijo Pablo de Tarso luego de caerse del caballo.  

Tomando los riesgos habituales que corren los que exponen nuevas ideas, creo que podemos agrupar a la sociedad en cuatro clases. 1-Los insaciables. 2- Los ávidos o afanosos. 3. Los indolentes o ignorantes. 4- Los disidentes o inconformes.



Próximos correos

Si la salud me permite seguir escribiéndote agruparé los próximos correos en estas cuatro categorías. En la parte de la -Clase Insaciable- trataré de exponer las características de aquellos que poseyendo todo quieren más. De cómo han manipulado nuestro pensamiento, las tácticas que han utilizado para que creamos que el neoliberalismo es bueno para todos. Hablaremos de la manera como se han apoderado de universidades, de los medios de comunicación, de las instituciones. Veremos los métodos que emplean para que un país poderoso como EE UU haga lo que ellos quieran. Veremos cómo se han apoderado de la palabra libertad y democracia mientras avasallan a los débiles, minorizan a las mayorías, amordazan a la disidencia sin dejar de sacar pecho con orgullo y satisfacción. Hablaremos de todo esto y más, dándote datos  más que opiniones a ver si eso te despierta.

La segunda agrupación de las Filípicas tratará sobre la -Clase ávida o afanosa-. Allí examinaremos a aquellos que por ambición, convicción, o necesidad desean ardorosamente participar y crecer dentro del ambiente creado por los insaciables. Las corporaciones les dan esa posibilidad, los cantos de globalización los atraen. Coches, lujo, casas maravillosas están al alcance de sus dedos. Está clase ávida o afanosa es la base con las que cuentan y utilizan los insaciables para conseguir más. Veremos en esta parte las estrategias, mitos y fracasos a los que se enfrentan  la -Clase ávida o afanosa- así como sus logros y éxitos. Examinaremos sus relaciones con las otras clases, los riesgos que corren y las tentaciones que los acosan.

A la  -Clase adormecida o ignorante- la examinaremos en el tercer grupo de Filípicas. Veremos porqué han llegado a ser así y no reaccionan ante la palpable injusticia a la que son sometidos. Estudiaremos cómo son manipulados, adormecidos, engañados, sin que la menor malicia florezca en ellos o, si la tienen, lo difícil que se les hace juntarse para protestar. Examinaremos la información con la que son nutridos, los mitos a los que no se quieren enfrentar.  Daremos ejemplos palpables del lavado de cerebro a la que son sometidos, y la presión que tienen para no salir de su estado de hibernación perenne.

Finalmente, en el cuarto grupo de Filípicas trataremos de la -Clase disidente o inconforme-. Este sector siempre ha sido el más peligroso  para las otras clases sociables. Los insaciables y los ávidos la perciben como una amenaza que hay que desprestigiar, amordazar o eliminar. Los miembros de la clase adormecida ve a los disidentes como gente rara y a la vez incómoda, no quiere oírlos ni ayudarlos porque temen ser acusados de cómplices. Hay que evitarlos, pueden meterlos a la cárcel o perder hasta los miserables bienes que poseen. Un disidente es un ser que incomoda, un aguafiestas. Por eso los disidentes saben aceptar la soledad, el aislamiento, cuando no la burla grosera y la brutal represión policial. Daremos una mirada a los disidentes de nuestros tiempos, lo que hacen, cómo lo hacen y lo que consiguen.

Acabado el análisis de las clases, te hablaré sobre la sociedad insaciable que maneja la política de Estados Unidos para beneficio propio sin importarles sus mismos compatriotas y menos aún los habitantes de otros países. Para todo esto, tendrás que esperar un poco. Por ahora termino esta introducción para descansar unos días. Estoy algo agotado, haré que me lean las epístolas de Séneca a Lucilio ya que sus páginas reconfortan a los que vemos acercarse al barquero.

Un abrazo 
  Herbert









* -El choque de emociones-


* -El miedo a los bárbaros-

miércoles, 9 de septiembre de 2015

"OLIVIA Y EUGENIO" en el Teatro Nacional de República Dominicana


Para mayor información entrar en los siguientes enlaces:


martes, 8 de septiembre de 2015

"LOS RENDIDOS. LIBRO IMPRESCINDIBLE E INQUIETANTE


LOS RENDIDOS. (Sobre el don de perdonar)
José Carlos Agüero.
IEP. Edición 1,000 ejemplares. 160 pp.  S/. 25. USD 9.


 Nota: si tiene poco tiempo para leer este artículo, no deje de leer el final.
1
 El libro de Agüero a la vez de imprescindible es inquietante. Es imprescindible porque contribuye a llenar ese espacio post-conflicto armado en el Perú (1980-2000) que por múltiples razones no ha sido tomado en cuenta por la sociedad y no por ello ha desaparecido: ¿qué suerte corrieron los asesinos de un lado y del otro?, ¿qué impacto sufrieron los parientes, amigos o simplemente conocidos de estos criminales que acabaron con la vida de 70,000 personas, que torturaron a decenas de miles de compatriotas, violaron a miles de mujeres de toda edad y forzaron a huir de sus pueblos a cientos de miles de peruanos?
Sobre la suerte de las víctimas los gobiernos de turno ha emitido ordenanzas para compensar sus pérdidas y sufrimientos que en realidad son una vergüenza nacional por su insignificancia y retraso. Muchas ONG y hasta la misma Defensoría del Pueblo[1] constantemente denuncian las deficiencias y desinterés de los gobiernos para cumplir con su obligación. Pero de lo que ni siquiera se ha hablado hasta ahora es de la suerte que corrieron y corren los actores directos de conflicto y del impacto que sus vidas tuvieron y tienen en sus allegados.  
 José Carlos Agüero sí lo hace y tiene razón para ello: sus padres pertenecieron a Sendero Luminoso. Pocas dudas tiene sobre la participación de ellos en actos terroristas. “¿A cuánta gente mató mis padres? Saberlo es innecesario.
 Menos dudas aún tiene Agüero, más bien posee información fehaciente de cómo fueron asesinados sus progenitores por fuerzas del Estado. El padre durante la revuelta de presos en la Isla de El Frontón.  Y la madre ejecutada clandestinamente una madrugada en una solitaria playa de Lima.
El pequeño libro de Agüero (realmente son 122 páginas sin contar el Colofón escrito por Rubén Merino) es de naturaleza “algo indefinida” según el propio autor, quien añade: “por su forma agrupa relatos cortos, a media carrera entre reflexiones y apuntes biográficos de una época de violencia. Llamémoslos textos de no-ficción (…)”. Esta singular forma de expresarse es efectiva, le permite decir u opinar lo justo sin entrar en detalles o profundidades que puedan ser contrastados o rebatidos. Sin embargo, el estilo minimalista y entrecortado permite que el lector comparta sus sentimientos encontrados, su aparente o real confusión  y, sobretodo, permite intuir lo que calla.
Vivía de la forma más miserable en la barriada del cerro El Agustino de Lima, aún así los padres acogían a compañeros senderistas arriesgando sus propias vidas y, aunque Agüero no lo dice pero el lector lo entiende, poniendo en juego también la vida y el futuro de sus hijos. Sus vecinos “saben perfectamente qué hacían mis padres y qué pasaba en mi casa”.

¿Qué significa tener a un pariente preso por terrorismo? Agüero lo describe así: “angustia, miedo, abogados, búsqueda de ayuda, de influencias, tortura, saber, saber que están torturando a tu familiar, sangre, incertidumbre”. Joven aún recibe la noticia de la muerte de sus padres y se enfrenta a la vergüenza de ser hijo de terroristas. “Se aprende a vivir con la vergüenza. Tener una familia que por una parte  de la sociedad está manchada de crímenes que es una familia terrorista, es una realidad concreta, como una silla, una mesa o un poema”. 
Una clave de las intenciones del libro de Agüero se manifiesta cuando a la muerte de su madre se pregunta: “¿Sentir alivio por la muere de mi madre y luego culpa por sentir este alivio es un asunto personal, mío, íntimo, psicológico? ¿Es un tema que no tiene relación alguna  con las cosas públicas?  La respuesta que da el autor es también ambigua, difusa, confusa, y parece que no puede ni debe ser de otra manera. Luego de inconexos soliloquios termina diciendo que solo el amor: “debe ser parte de lo público”, y con eso se siente satisfecho. El lector no puede estarlo porque siente que el autor ha escabullido su propia pregunta. Pero tampoco podemos juzgarlo, para eso sería necesario haber pasado por la experiencia que pasó Agtico que deseaba cambiar el sistema. do burgueso tampoco podemos juzgarlo, para eso habrüero.
  
La ambigüedad de sentimientos que extrapola el autor en todo su discurso hace que su libro sea inquietante. ¿Qué es lo que quiere decir Agüero?, ¿qué compartamos su confusión? Realmente no sabemos si sube o baja la escalera. ¿Será esa la situación en la que se encuentran “Los rendidos” del conflicto armado? Por ejemplo, se pregunta: ¿Hay solo hay maldad en cada acto terrorista? Levantar el listón de un asesinato al decir si es “solo maldad” sugiere que podría ser otra cosa: ¿caridad?, ¿justicia? Estos cuestionamientos abren un abanico de posibilidades donde todo se puede justificar. Pero cuando bajamos al terreno de los hechos y vemos que los asesinados fueron en su mayor parte indígenas pobres quechua-hablantes dejamos la retórica y acudimos a la solidaridad con las víctimas y al rechazo de sus asesinos sean estos terroristas o policías. En un estado de aparente confusión Agüero se pregunta si debe pedir perdón o debe exigir que lo perdonen. Quizá ni lo uno ni lo otro. Él no es culpable de los crímenes de sus padres. Si la sociedad lo ha discriminado por eso, mal hecho está pero parece que no es el caso de Agüero ya que ha podido acabar sus estudios, enseñar en la universidad y, según pude constatar personalmente, ser reconocido en círculos intelectuales del país. Esta carrera ya la quisieran tener  jóvenes peruanos cuyas familias han vivido al margen de la violencia terrorista, pero dentro de la violencia económica que se impone a los pobres y humildes del país.

2
¿Realmente se han rendido los derrotados? Parece que no del todo. Con mayor o menor intensidad hay algo que se resiste a desaparecer. Algunas organizaciones como Movadef pretenden reivindicar a Sendero Luminoso haciendo énfasis en su postura política. Era una guerra, dicen, entre el estado burgués y un partido político que deseaba cambiar el sistema. Por lo tanto piden la amnistía de esos presos políticos. Agüero no llega a tanto, es más, combate las reivindicaciones de Movadef. Sin embargo, deja pinceladas que el lector entiende inevitables en un buen hijo. El hecho de que sus padres fuesen asesinos no quiere decir que no hayan sido querendones con su prole. Parece que a pesar de las privaciones que tenían había un sólido amor por los hijos y preocupación por sus estudios.  El hijo da testimonio por medio de preguntas retóricas y huérfanas de respuestas concretas dentro de todo un aparente berenjenal en que se encuentra su mente. Con este artificio y dudosa modestia  ensalza la entrega y sacrificio de sus padres por la causa. No pertenecieron a Sendero Luminoso a secas, sino al Partido Comunista Sendero Luminoso, PC-SL. Claro, eso es otra cosa. Un partido político que se levanta contra un gobierno corrupto parecería justificar una revolución, salvo que en este caso, los asesinados fueron los más pobres y más discriminados por el poder y no los poderosos ni los mandos militares.
A pesar de sus antecedentes mal no debió irle a Agüero, ya que pocos años después participó en la Comisión de Verdad y Reconciliación viajando a Ayacucho para entrevistar víctimas e investigar lo ocurrido en el departamento que sufrió las mayores pérdidas humanas.

3
Lo que realmente extraña, pero a la vez describe  quién es realmente Agüero, es cuando por única vez deja su discurso dubitativo y retórico para elogiar con rotundidad y sin el menor rubor la llamada Comisión Vargas Llosa que investigó la muerte de ocho periodistas ocurrido en Uchuraccay. Agüero dice que el ahora Nobel “lo hizo con real compromiso, estoico, con una responsabilidad cívica admirable” . No es ignorancia la que hace escribir esto a Agüero, él sabe bien que la Comisión de la Verdad y Reconciliación tildó la “Comisión de Vargas Llosa como inútil, ilegal y encubridora”[2].  Por eso uno se queda atónito al leer también sus otros elogios. Dice que en Vargas Llosa “es admirable su sentido republicano, de colaborar con el esclarecimiento y la administración de justicia”. ¡Por Dios!, qué barbaridades tiene que leer uno, si todo el mundo sabe que esa comisión ¡no investigó a los militares!, y que luego de su visita de menos de tres horas a Uchuraccay dejaron abandonados a los lugareños a tal punto que el 30% de su población fue asesinada después por senderistas y miembros de las fuerzas del Estado.

Bueno, Agüero se descubre, eso es todo. Al final del párrafo dice que el trabajo de  Vargas Llosa no ha sido reconocido “Porque es un campo dominado por la izquierda”.  Al que duda de todo no le importa decir tamaña falsedad que atañe, por ejemplo, a Carlos Iván Degregori, redactor del informe de la CVR, ni a su presidente Salomón Lerner, ni a tantas ONG que han defendido y defienden unos Derechos Humanos que no son de izquierdas ni de derechas, son simplemente derechos de todos.

José Carlos Agüero es listo: ha sabido apostar por las corrientes neoliberales que dominan todos los espacios del Perú en los que sin duda encontrará  pronto un hueco para él.  Agüero tiene futuro.  

Herbert Morote
Septiembre 2015