El correo que
recibí de Pino Tierno era tan escueto como inquietante: “Qué tal estás? Y Elisabeth? Hace mucho tiempo que no nos escribimos... Lo
hago ahora porque me gustaría dar al 'Guia' en 'mi festival' con un reparto muy especial: los
presos de la cárcel de Rebibbia (Roma)! El director se ha enamorado del texto. Que
te parece? Espero tu respuesta a esta propuesta un poco rara. Te mando un
abrazo a ti y tu esposa.”.
Pino es un productor de teatro italiano que viene
frecuentemente a España a ver qué novedades puede llevar a su país. Hace
algunos años vio en el teatro Bellas Artes de Madrid El Guía del Hermitage en
la que actuaba Federico Luppi, le gustó y la hizo traducir al italiano para
ponerla en los festivales que organiza en Roma. En su primera oportunidad El
Guía tuvo la mala fortuna de caer en manos de un hombre aparentemente muy
versado en pintura, efectos especiales, pero no en un teatro de texto como es
el mío. Resultado: no me gustó nada, nos salimos de la función a los pocos
minutos que comenzó. Un escándalo, pero no pude soportar que destrozaran mi
obra. Pino compartió nuestro enfado y nos ofreció sus sentidas disculpas, pero
la culpa no fue suya.
Ahora Pino me proponía hacerlo en la cárcel de Rebibbia
como si yo supiera lo que eso significaba. Luego me enteré por Internet que Rebibbia
es una famosa cárcel de “alta sicurezza”. Por allí
pasó Mehmet Ali Agca, el turco que disparó cuatro veces al papa Juan Pablo II,
y muchos otros famosos pertenecientes a la mafia. Actualmente Rebibbia es prácticamente una
ciudad que tiene alrededor de 5,000 presos, incluyendo una sección para
mujeres.
La
propuesta me interesó inmediatamente y así se lo hice saber a Pino antes de que
me diese más detalles sobre el proyecto. El Guía del Hermitage clausuraría el
festival anual de “Drammaturgia Internazionale Contemporanea” en el que
participarían obras de autores de 10 países escritas originalmente en 8 idiomas
distintos. Fabio Cavalli, el director de la obra, viene haciendo teatro con los
presos de Rebibbia desde hace 22 años, es parte de los programas de
rehabilitación que tienen los reos. La última obra que pusieron –El César debe
morir- llamó la atención de los hermanos Taviani quienes rodaron un ficcio-documental
dentro de Rebibbia que acaba de ganar el Oso de Oro de Berlín. En esa película
participaron dos de los presos que harían El Guía. ¡Qué más podía yo querer!
Esto sobrepasaba mis más peregrinas aspiraciones.
El
lujoso programa del festival resaltaba al El Guía del Hermitage con unos
términos que me sonrojo en mencionarlo pero no puedo evitar compartirlo. Por su
fantasía e imaginación, arte y belleza, como vía de fuga de la realidad que nos
oprime, me comparan con los clásicos Dante, Shakeaspeare, Pirandello,
Aristófanes. El director de la obra añade “Un´opera magnifica, completa, esemplare…
non inferiori dei classici “.
El
personaje femenino que acompañaría a los dos presos sería Daniela Marazita, una
actriz profesional que goza de plena libertad. Esto coincide con la obra de
teatro donde Sonia es el personaje que vive fuera del Hermitage y está en
contacto con la realidad. Pero había una sorpresa más: el músico Franco Moretti
había compuesto una obra especial para
clarinete y cuerdas que acompañaría en algunos
momentos a la pieza.
La
cárcel de Rebibbia está a casi unos cuarenta minutos del centro de Roma en
dirección a Tívoli. Los 6 que íbamos en la camioneta de un amigo de Pino
intercambiábamos nuestras inquietudes y ansiedades por entrar en la cárcel.
Pino era el más aprensivo y no cesaba de decir que se sentía nervioso. Todos
habíamos enviado copias de los DNI o pasaportes, en el caso de Elisabeth y mío,
para pasar por una entrada para autoridades. El resto del público debía haberse
registrado antes para ocupar una de las 200 butacas reservadas al festival. Las
otras 200 butacas estaban reservadas a los presos.
La
puerta asignada parecía un entrada a una urbanización de clase media, no habían
altas rejas, ni portones de acero. Un empleado vestido de civil nos acogió,
comprobó nuestros nombres y gentilmente nos hizo de dejar cámaras, móviles y
cualquier aparato eléctrico en una casilla, Luego pasamos por un sensor parecido al de los aeropuertos,
y después a un reducido cuarto donde un oficial revisó nuestros documentos, se
quedó con ellos y a cambio nos dio una tarjeta de visitante que debíamos
ponerlo a la vista todo el tiempo. Para seguir nuestro camino debimos esperar
un timbre que abría la puerta a un espacio muy amplio y en parte ajardinado que
circundaba otra serie de edificios de unos dos pisos. Una enorme escultura,
especie de esfera incompleta que dominaba la vista. Luego varios oficiales no
enseñaron una puerta que daba a una larga galería que me hizo recordar a la de
los colegios. Estas tenían a un lado pinturas decorativas y al otro cuadros
explicativos de la historia de Rebibbia desde la prehistoria hasta nuestros
días. Qué privilegio es vivir en este lugar, parecía que era el mensaje. Al
final nos encontramos con un reja que daba un gran salón donde habían varios
oficiales de prisiones impecablemente uniformados, como es usual en la policía
italiana. Con gran amabilidad nos abrieron otra reja donde había otra amplia
área que circundaba algo que no podíamos ver, salvo unas rejas bastante altas. Antes
se encontraba una iglesia algo baja pero muy moderna en su diseño. Debajo de
ella estaba el teatro donde nos recibió Fabio Cavelli, el director de la obra,
quien nos guió, a Elisabeth y a mí,
hasta la primera fila junto al pasillo. Nuestros vecinos fueron una profesora
universitaria y una periodista de la RAI, que participarían en un coloquio conmigo
al final de la función. Luego de esperar un buen momento entraron los presos
vestidos en su mayor parte con camisas atractivas y vaqueros, guiados por
vigilantes con uniforme de trabajo.
Acabado
los murmullos entró el director de la prisión y varios de sus asistentes. Antes
de subir al escenario el director se acercó a mí para agradecerme “il honere”
de estar allí, y otras zalamerías que no comprendí bien. El discurso del
director no lo entendí tampoco muy bien pero Elisabeth que se maneja muy bien,
cómo no, en italiano, me lo aclaró después. Dijo el director que una de las
maneras de evaluar el nivel de desarrollo de un país es ver la calidad de sus
cárceles, de la manera cómo se trata a los que han infringido la ley. ¡Qué verdad
mas cierta! Me acordé de las cárceles de EE UU donde más de un millón de presos
son tratados como basura. O de las cárceles de México con toda la corrupción
que tienen. O las miserables cárceles de Perú donde los hacinados se pudren en
vida y si salen lo hacen sin ningún respeto por la sociedad.
Por
fin, llegó la hora de la verdad: la actuación-lectura de la pieza. Y digo lectura
porque según supe después por razones de seguridad los presos no habían tenido
mucho tiempo para aprenderse el texto de memoria por lo que actuaron llevándolo
en la mano para leerlo. Desde un comienzo la actuación fue tan buena que
Elisabeth no paraba de darme codazos y soltar exclamaciones de admiración.
Pavel fue interpretado por Giovanni Arcuri, un actor con experiencia que antes
había hecho de César, en “Cesare deve morire”. Giovanni es alto, elegante, tez
bronceada, está condenado a 17 años por narcotráfico. Va por el 11, y cree que
pronto le pueden rebajar la pena. Todo esto me lo contó en los breves momentos
que tuvimos al término de la función, también me pasó un papelito con su email. Luego leí por Internet que en este agosto había
presentado su libro publicado por Mondadori “Libero dentro” (Libre dentro). La
presentación ha debido llevarse acabo dentro de los días de permiso vigilado que
han comenzado a darle. Casualmente saldría nuevamente al sábado siguiente con
un permiso por ocho días. Iba a ver a su novia, me dijo con una cara llena de
felicidad.
Con
el otro actor tuve un poco más de tiempo ya que se hizo el remolón a la hora de
regresar a su celda. Vittorio no me contó mucho de su vida, sé que considera
ciudadano del mundo, y que trabajó en un papel secundario en “Cesare deve
morire”. No sé quien me dijo que está condenado a perpetuidad por su
participación con el crimen organizado, léase mafia. Espero que no sea verdad,
se le ve una magnífica persona, bueno, amable, simpático, comprometido con la
obra, que es lo de lo que más hablamos. Vittorio me contó lo difícil que fue aprender
el texto dado que sus compañeros de celda no se lo pusieron fácil. Tanto
Vittorio como Giovanni hablan un castellano perfecto, sus viajes los habían
llevado a Colombia, Venezuela y otros países de habla hispana. Ambos opinaron
que la obra les exigió muchos registros
y ese reto les encantó. Terminaron exultantes.
Daniella
Marazzita en el difícil papel de Sonia cumplió su cometido con gracia y
talento. Hubo momentos tiernos donde ella apoyó su cabeza amorosamente en la de
Pavel que causó suspiros en la sala. En otro momento, durante el jolgorio ante
el cuadro de los Zaporogos Daniella se rió con tal sinceridad que contagió al
público. Y hablando de los asistentes tendré que decir que después de haber
visto la obra en varios países, el de Rebibbia ha sido el más compenetrado con
la actuación. En varios momentos culminantes el público rompió en aplausos lo
que motivó a los actores a una entrega aún mayor. Los amantes del teatro podemos
reconocer fácilmente si la palabra está llegando al público, aquí la audiencia
parecía parte de la obra.
Al
término, y luego de los largos aplausos y bravos, me invitaron a compartir el
éxito con los actores. También se organizó un coloquio en el cual la profesora
universitaria explicó el momento histórico en que ocurrieron los hechos que
narra la pieza. Finalmente subió la periodista de la RAI y me entrevistó con
preguntas que me permitieron realzar los temas de la obra. Todo acabó con una traca de aplausos tanto
del público como de los presos.
Para
salir, el público y los que estábamos en el escenario tuvimos que esperar hasta
que salieran los reos gentilmente guiados por los vigilantes. En fila muy
disciplinada cruzaron el segundo circuito y pasaron por una reja que daba a una
escalera sobre un talud que se perdía de vista.
Mientras
eso ocurría pude charlar con los actores a pesar de que parte del público subió
al escenario a felicitarnos. Otros vigilantes miraban a la cierta distancia lo
que sucedía. Terminada la salida de los presos salió el público y nosotros,
salvo Giovanni y Vittorio que se dirigieron a donde estaban sus guardianes.
TELÓN.
HM
Octubre
2012
PD.
Una semana más tarde Pino me envió un correo diciendo que el director de
Rebibbia me pide autorización para realizar otra función antes de Navidad y
desea pagar los derechos. Le he dicho que sí, pero no es necesario que me
paguen nada, es un privilegio para mí llevar nuevamente la obra a mis amigos de
Rebibbia, carcere alta sicurezza.
GIOVANNI ARCURI
VITTORIO PARRELLA
DANIELLA MARAZITA
ENLACES EN ITALIANO
-Trailer
de la película “Cesare deve morire”. 1.24 minutos. http://www.youtube.com/watch?v=HdNpnS4LQas
-
Película “Cesare deve morire”. 1 hora con 13 minutos. http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=ICKyQ3iePOw
-Reportaje
sobre la cárcel de Rebibbia. http://www.youtube.com/watch?v=frx7ZKpCOqQ