LOS INSACIABLES. FILÍPICA 2. Clasificación de la sociedad
(Segunda parte)
Primera aproximación: clasificación
de países
Al no encontrar un faro que ilumine la correcta manera de clasificar a la
sociedad veamos si encontramos inspiración en la clasificación que se hace de
los países. La Guerra Fría dividió los países en Totalitarios, bautizados así por Occidente a los que estaban bajo
la órbita soviética, y Capitalistas a
los dominados o influenciados por Estados Unidos, según opinión de la URSS. Hubo
un grupo de países que no quiso pertenecer a estos polos y se autodenominaron No alienados. También se ha hablado de
las diferencias entre los países del hemisferio Norte y los del Sur, sugiriendo
que los del norte son avanzados no importando que algunos, como Mongolia y
otros países pobres, estuvieran en ese hemisferio. Por otro lado no todos los países del hemisferio sur son pobres, allí
está Australia y Nueva Zelanda.
A partir de la segunda parte del siglo XX se ha hablado de países desarrollados
y subdesarrollados dependiendo de su grado de industrialización. Hay personas
que desdeñosamente llaman a los últimos “países tercermundistas” sugiriendo que
tienen costumbres bárbaras, ignorancia supina y corrupción generalizada, sin
tomar en cuenta que muchas costumbres de los países del primer mundo son
peores, como el matarse por millones entre ellos; o que sus educados ciudadanos
están acabando con la naturaleza del mundo; o que su corrupción es mucho más
extendida, más perversa y goza de más impunidad.
La hipocresía tiene mucha imaginación, es así que para evitar la connotación
tercermundista, ahora se les ha dado por llamarlos países emergentes, lo cual da algo de esperanza a naciones que, según
ellos, están emergiendo de la miseria, barbarie e ignorancia. Algunos
economistas más prudentes consideran que solo son emergentes los países del
BRIC, Brasil, Rusia, India y China.
Como ves, Juan, la terminología con que agrupamos a los países tampoco responde
a lo que queremos saber: ¿quiénes son los que mandan, quiénes los que obedecen?
¿Quiénes son los que explotan y quiénes son explotados? Parecería que todos estuvieran
conformes con la suerte que les ha tocado.
Desde la desaparición de la Unión Soviética el futuro es visto con tal determinismo
y resignación que en 1992 Francis Fukuyama publicó su conocido libro –El fin de
la historia y el último hombre-.
Estimaba el politólogo estadounidense que desaparecida la URSS ya no habrán
contendores para luchas ideológicas porque todo el mundo abrazará el triunfo de
la política neoliberal que promueve o impone EE UU.
La predicción de Fukuyama no duró nada:
- Para huir de la miseria millones de pobres están
invadiendo países ricos y otros 700 millones quieren seguirlos. Esto está
causando graves tensiones raciales y económicas en las sociedades “avanzadas”
que hasta ahora les dieron la espalda salvo para explotarlos y ahora no
saben qué hacer con ellos.
- En sentido inverso, los países ricos invaden países
pobres para asegurarse materias primas, sean éstas petróleo, gas o
minerales. Tal es el caso de las invasiones recientes a Irak (petróleo) y Afganistán (litio), o
el dominio financiero al que están sometidos los “países tercermundistas”.
- Los países musulmanes se sienten humillados por las
invasiones y el trato que les da
Occidente. Algunos de sus habitantes responden con ataques terroristas en
Nueva York, Madrid, Londres o en cualquier
lugar donde puedan.
- Palestina sigue sin poder constituirse en Estado
mientras Israel sigue apropiándose de su territorio creando una tensión
peligrosa en el Cercano Oriente, fuente principal de petróleo.
- El mundo se vuelve nuevamente inseguro, y como dijo
el periodista danés amenazado de
muerte por sus irreverentes caricaturas anti-islamistas, “existe una guerra, pero nadie sabe
dónde está el frente”.
- Algunos intelectuales de derecha creen con Samuel
Huntington que lo que realmente hay es un -Choque de civilizaciones- y no de
países ni de ideologías.
- Los partidos de extrema derecha están creciendo
apoyados por un sector que promueven acciones xenófobas, nazistas e
intolerantes con grupos minoritarios.
- Por un lado los gobiernos han perdido autoridad
para diseñar importantes adecuadas estrategias económicas y por otro ejercen
toda su autoridad para crear un control asfixiante y creciente de las
actividades de los ciudadanos. Cámaras de seguridad, escuchas ilegales,
acceso a los hábitos de compra, gustos, interés y preferencias de la gente son
fácilmente captados en los archivos de las páginas que visitan por Internet,
o en el uso de las tarjetas de crédito. El gran hermano es una realidad
que está a disposición del poder cuando desee.
- El clima de violencia e inseguridad a la que está sometida la gente ha
creado un estado de alarma sin precedentes en la historia, del que se
beneficia una industria de protección también sin precedentes en la historia.
Como has visto, Juan, la clasificación actual de los países tampoco nos
inspiran para entender las sociedades que las componen. Felizmente encontramos el artículo de Dominique Miösi --THE
CLASH OF EMOTIONS- publicado en 2007 y al
año siguiente el libro de Tzvetan Todorov -LA PEUR DES BARBARES- que nos dieron un soplo de aire fresco
al examinar la situación mundial desde una nueva óptica: lo que caracteriza a
los países y condiciona sus comportamientos son sus emociones. Según
esta teoría habría cuatro clases de países. 1. Países que promueven el miedo
para avasallar a otros. 2 Países con apetito. 3 Países resentidos, humillados.
4. Países indecisos.
No entraré a examinar la corrección o no de esta clasificación, que
parece a todas luces interesante de tenerla en cuenta, lo que interesante para
nosotros es que para clasificar a los países se consideren sus emociones y no
su grado de progreso industrial y financiero, aunque quizá si nos metiésemos de
lleno en el asunto encontraríamos que
hay cierta correlación entre ello. Inspirados por esta novedosa manera de
clasificar a los países nosotros podríamos intentar clasificar a las personas
de acuerdo a sus comportamientos. Es decir por lo que piensan y hacen, no por
lo que tienen o dicen. Por lo que realizan, no por lo que desean.
Como ya te debes haber dado cuenta, Juan, he evitado clasificar a la sociedad por sus
emociones, como dice Todorov, porque generalmente las emociones suelen tener
poca duración y pueden dar bandazos sin mucho sentido ni razón. Las emociones
son complejas y en ocasiones incomprensibles. Mientras que el comportamiento, las
actitudes, el carácter, la fe, la manera de ser, son previsibles y perseveran.
Intentemos, pues, clasificar a los individuos de nuestra sociedad de acuerdo a su
manera de actuar, su praxis, y dejémonos las especulaciones emocionales a los
psiquiatras. Por sus frutos los conoceréis, dijo Pablo de Tarso luego de caerse
del caballo.
Tomando los riesgos habituales que corren los que exponen nuevas ideas, creo
que podemos agrupar a la sociedad en cuatro clases. 1-Los insaciables. 2- Los ávidos
o afanosos. 3. Los indolentes o ignorantes. 4- Los disidentes o inconformes.
Próximos correos
Si la salud me permite seguir escribiéndote agruparé los próximos correos
en estas cuatro categorías. En la parte de la -Clase Insaciable- trataré de exponer
las características de aquellos que poseyendo todo quieren más. De cómo han
manipulado nuestro pensamiento, las tácticas que han utilizado para que creamos
que el neoliberalismo es bueno para todos. Hablaremos de la manera como se han
apoderado de universidades, de los medios de comunicación, de las
instituciones. Veremos los métodos que emplean para que un país poderoso como
EE UU haga lo que ellos quieran. Veremos cómo se han apoderado de la palabra
libertad y democracia mientras avasallan a los débiles, minorizan a las mayorías,
amordazan a la disidencia sin dejar de sacar pecho con orgullo y satisfacción.
Hablaremos de todo esto y más, dándote datos
más que opiniones a ver si eso te despierta.
La segunda agrupación de las Filípicas tratará sobre la -Clase ávida o
afanosa-. Allí examinaremos a aquellos que por ambición, convicción, o necesidad
desean ardorosamente participar y crecer dentro del ambiente creado por los
insaciables. Las corporaciones les dan esa posibilidad, los cantos de globalización
los atraen. Coches, lujo, casas maravillosas están al alcance de sus dedos. Está
clase ávida o afanosa es la base con las que cuentan y utilizan los insaciables
para conseguir más. Veremos en esta parte las estrategias, mitos y fracasos a
los que se enfrentan la -Clase ávida o
afanosa- así como sus logros y éxitos. Examinaremos sus relaciones con las
otras clases, los riesgos que corren y las tentaciones que los acosan.
A la -Clase adormecida o ignorante-
la examinaremos en el tercer grupo de Filípicas. Veremos porqué han llegado a
ser así y no reaccionan ante la palpable injusticia a la que son sometidos. Estudiaremos
cómo son manipulados, adormecidos, engañados, sin que la menor malicia florezca
en ellos o, si la tienen, lo difícil que se les hace juntarse para protestar.
Examinaremos la información con la que son nutridos, los mitos a los que no se
quieren enfrentar. Daremos ejemplos
palpables del lavado de cerebro a la que son sometidos, y la presión que tienen
para no salir de su estado de hibernación perenne.
Finalmente, en el cuarto grupo de Filípicas trataremos de la -Clase disidente
o inconforme-. Este sector siempre ha sido el más peligroso para las otras clases sociables. Los
insaciables y los ávidos la perciben como una amenaza que hay que desprestigiar,
amordazar o eliminar. Los miembros de la clase adormecida ve a los disidentes como
gente rara y a la vez incómoda, no quiere oírlos ni ayudarlos porque temen ser
acusados de cómplices. Hay que evitarlos, pueden meterlos a la cárcel o perder hasta
los miserables bienes que poseen. Un disidente es un ser que incomoda, un
aguafiestas. Por eso los disidentes saben aceptar la soledad, el aislamiento,
cuando no la burla grosera y la brutal represión policial. Daremos una mirada a
los disidentes de nuestros tiempos, lo que hacen, cómo lo hacen y lo que consiguen.
Acabado el análisis de las clases, te hablaré sobre la sociedad
insaciable que maneja la política de Estados Unidos para beneficio propio sin
importarles sus mismos compatriotas y menos aún los habitantes de otros países.
Para todo esto, tendrás que esperar un poco. Por ahora termino esta
introducción para descansar unos días. Estoy algo agotado, haré que me lean las
epístolas de Séneca a Lucilio ya que sus páginas reconfortan a los que vemos
acercarse al barquero.
Un abrazo
Herbert