Comienzo triste,
muy triste al escribir estas palabras. A sus ochenta y ocho ha muerto Abdón
Yaranga. Mi “tayta Abdón”, como solía llamarlo, era un ayacuchano sabio, un
verdadero amauta, una de esas personas que debían pervivir siempre. Como todos
los sabios su labor era silenciosa, no tenía necesidad ni interés en destacar
en los medios de comunicación. Su vocación era la enseñanza del quechua y la
cultura andina, y al ver que esas materias no tenían acogida en su propia
patria, la realizó en París a donde fue muy joven para estudiar etnología bajo
la tutela de Paul Rivet. Luego de graduarse en La Sorbonne realizó su carrera
docente en la Universidad de París VIII donde enseñó durante varias décadas. A
su jubilación su facultad le rindió un sentido
homenaje plasmado en el libro “Hommage à Abdón Yaranga, l´ indien quechua
de Paris”, que contiene varios trabajos del “Equipo de investigación de lenguas y culturas oprimidas y minorizadas”,
de la que fue distinguido miembro. Sí,
el tayta Abdón Yaranga trabajó para dar a conocer pueblos como el quechua que,
siendo la mayoría del país, fue minorizada y sigue oprimida por la casta
gobernante del Perú.
El tayta Abdón
nunca dejó de pensar en sus raíces. Mientras su salud le permitió visitaba todos
años pueblos ayacuchanos de su infancia que le
permitía mantenerse al día con su idioma natal y recoger poesía y música
quechua que luego estudiaba con fruición.
Fruto de esa labor fue la publicación de su libro “El tesoro de la poesía quechua / Hawarikuy Simipa Illan” Edición
Bilingüe. Publicado en España por Ediciones de la Torre en 1994 con gran acogida
por la crítica literaria española. Este libro quizá se puede encontrar de
segunda mano en este enlace https://www.iberlibro.com/servlet/SearchResults?sts=t&an=Abd%F3n+Yaranga&tn=&kn=&isbn=
Luego ni la edad
ni los achaques propios de sus años le impidió seguir su vocación y se dedicó a
la preparación de un diccionario quechua español y a estudios sobre su ciudad
natal, Sirkamarca, o Circamarca como la llaman en la actualidad. Esa ciudad está
situada en la provincia de Vilcashuamán en
la que su abuelo fue el último Kuraka. Siglos atrás allí también nació el
primer cronista andino de la Colonia. Huamán Poma de Ayala, llamado por mi
tayta Abdón por su nombre quechua “Waman Puma Amaru (de Ayala)” acababa sus crónicas sobre el abuso de los
españoles diciendo “y no hay remedio”.
Conversar con el
tayta Abdón era una delicia. Con una especial cortesía y gentileza andina te
explicaba sus trabajos e investigaciones sobre la cultura quechua, su música,
poesía, costumbres. Recuerdo muy bien la primera vez que fui a almorzar a su casa
en la Rue Tage de París en la que había preparado desde el día anterior unos adobos ayacuchanos
que te trasladaban a esos lares.
Dentro los
hábitos que tenía el tayta Abdón en París estaba visitar la tumba de César
Vallejo para conversar con él. Sí, sí, se iba a conversar con César Vallejo. Sobre
esta particular costumbre escribí un artículo que se puede leer en http://www.herbertmorote.com/tumba_vallejo.asp
El tayta Abdón
Yaranga no podía haber realizado su vocación sin la ayuda y comprensión de su
esposa Zofía, quien fue un apoyo a este intelectual ayacuchano, a un amauta, buena
persona y genuino intelectual. A ella y su hijo Igor, le envío mis
condolencias.
Herbert
PD. Si el Perú
fuese otro país, el fallecimiento del Abdón Yaranga habría causado un duelo
nacional, pero esa sociedad ha dado la espalda a los genuinos exponentes de su
cultura. “Y no hay remedio”. HM
Yo lo conocí en persona cuando pasaba por Cangallo rumbo a Huancaraylla. Estupendo amigo que me prometió darme una copia de la obra de su abuelo Néstor Yaranga. Fui a buscarlo a París para este propósito y sólo para enterarme que había muerto él, su esposa y uno de sus dos hijos. Llegué a su casa acompañado por mi gran amigo Sebastian Zollcau, también de raíces ayacuchanas. Me informaron que su biblioteca y probablemente el manuscrito de su abuelo había sido vendido o donado al Centro de Investigaciones de la Universidad de Varsovia que dirige el Dr. Ziolkovski, gran peruanista. Estoy esperando que concluya la guerra entre Rusia y Ucrania para visitar dicho Instituto y tentar la suerte de enontrar dicho manuscrito que tiene para la historia regional ayacuchana un gran valor.
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