Es muy cierto: “cada país tiene el gobierno que se merece”.
Los peruanos han decidido por Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski como
finalistas para gobernar el país. A estas alturas es inútil hablar sobre lo que son y lo que
representan. Analizar la ventaja del uno
sobre el otro es pérdida de tiempo y, además, para qué serviría, los peruanos siempre
han estado subyugados por sus opresores: antes fueron los conquistadores y
después la oligarquía criolla y los políticos que imponen a través de medios de
comunicación que controlan.
Da tristeza
constatar que Perú es un país en la que los pobres y la clase media están básicamente contentos con el sistema
político que tienen y felices por creer que son dueños de sus cadenas. Tienen
miedo a perder su gallina, sus deudas, su televisión. Hasta allí les llega su
ambición.
Pues bien,
todavía no saben que han vendido su alma al diablo, que su gallina no alcanzará para dar de comer
a la familia, que sus deudas aumentarán mientras vean en la tele y hasta
aplaudan a Keiko o a PPK saqueando lo que les queda.
“Vosotros que
entráis, abandonad toda esperanza”, leyó Dante
en las puertas de infierno. Los peruanos
han pasado el umbral.
“Y no hay remedio”, decía Huamán Poma de
Ayala en 1615.
Sigan hablando
de fútbol y del ceviche que por higiene mental me bajo en la esquina. ¡Qué
quieren que haga!, más que triste estoy furioso. Se acabaron las Filípicas
sobre el Perú, allá ellos.
Y no digo más.
HM
12 de abril de
2016
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