1. Perú, “que en paz descanse”.
2. Primera vuelta. ¿Quién quedó sorprendido?
3. Segunda vuelta. ¿Por quién votar?
No me sorprendería que el voto en blanco y el voto viciado por contener groserías fuese el más alto de nuestra historia electoral. Efectivamente, una gran parte de los peruanos no votarán con la cabeza sino con las vísceras. De allí que muchos no voten por Pedro Castillo porque sospechan que implantará un régimen “chavista”, expropiará tu casa y llenará de “terrucos” asesinos la capital. Por otro lado se sabe bien que Keiko es líder de una organización corrupta y criminal iniciada por su padre y continuada por ella con tanto ahínco que la ha llevado a la cárcel de la que ha salido con un permiso que quedará en suspenso si es elegida. Y claro, si es elegida ella cambiará o comprará a los jueces y punto final.
Pues bien, la tentación por el voto nulo es muy grande. Sin embargo, demos una mirada a los últimos acontecimientos. Castillo se ha desdicho de lo que parece dijo. Ahora dice que está en contra del “chavismo”, que si cambia la constitución será luego de ser sometida al voto democrático. También dice que no es comunista, que eso de prohibir las importaciones solo será en caso de que esos productos se fabriquen en Perú, etcétera etcétera. En fin, Castillo dice “que donde dije digo, digo Diego”. Lo que sí parece hacer ahora es reclutar talento que no atemorice y quizá lo esté consiguiendo: ya aparecen junto a él personajes que han sido ministros y directores del Banco Central de Reserva en un pasado reciente. También ha alejado de su entorno a su antiguo asesor Vladimiro Cerrón y mantiene más cercana a Verónika Mendoza, la moderada socialista nacida en Cusco. Finalmente, ha presentado un Plan de Gobierno bastante descafeinado. Claro que un Plan de Gobierno no quiere decir que lo cumplirá, eso no ha sucedido nunca en nuestra historia.
Por el lado de Keiko la única sorpresa que ha habido es que Vargas Llosa la apoya. ¡Dios mío! Hasta allí hemos llegado. No es un caso de demencia senil (ver comentario de C. Hildebrandt[1]) El merecido Nobel literario nunca se ha apartado del poder económico[2]. Los otros apoyos políticos a Keiko no sorprenden, son los que saben que la corrupción institucionalizada los beneficiará enormemente, tal el caso de César Acuña, un pájaro de alto vuelo propietario de la cadena universitaria César Vallejo que con la que estafa a miles de jóvenes.
Y así llegamos al momento de decidir por quién votar. Entiendo que votar en blanco es un opción muy atractiva, pero aquellos que no quieran delegar la responsabilidad en otros votarán no por el que más guste sino por el que menos disguste. En este sentido, votar por Keiko asegura una corrupción generalizada. Ella, digna de continuadora de la corruptela impuesta por su padre, sabe bien la manera de comprar apoyos de la bancada opuesta en el Congreso, en el Poder Judicial, en las FFAA, y en cuanta organización política, estatal o religiosa le salga al paso. Además contará con el apoyo económico de ese tejido empresarial inepto que tiene miedo a la competencia y a pagar impuestos.
A mí me disgusta menos Pedro Castillo porque sé que aunque quisiera implantar las barbaridades que le atribuyen no podrá hacerlo porque no obtendrá apoyo en el Congreso. Y no obtendrá ese apoyo porque no sabe como corromper a la oposición ni tiene dinero para hacerlo. En eso Keiko es una experta. Tampoco sabe como corromper a las Fuerzas Armadas ni al Poder Judicial, ni tiene dinero para hacerlo. En eso Keiko también es una experta.
En resumen: Castillo no podrá cumplir algunas barbaridades que, ciertas o falsas, le atribuyen que pretende hacer. Keiko sí podrá corromper todo lo que se propone.
Pero atención, esto no ha terminado con las elecciones. Si sale Castillo habrá inestabilidad política porque no tiene mayoría en el Congreso, además tendrá en contra a la mayor parte de los medios de comunicación. Si sale Keiko habrá inestabilidad social porque el pueblo ya no permitirá más corrupción, desigualdad y abusos. Hace poco lo demostraron los jóvenes cuyas manifestaciones lograron la dimisión de un presidente a costa de dos muertos.
Ante la alternativa de Castillo, que ofrece una posibilidad de cambio al precio de inestabilidad política, o Keiko, que es seguridad de corrupción al precio de inestabilidad social, votaré por la posibilidad de cambio al precio de inestabilidad política. Votaré por Pedro Castillo.
¿Y luego de las elecciones qué? ¿Se podrá reconciliar alguna vez Lima con provincias?, ¿los LDM con los indígenas?, ¿el ama con la chola del servicio? La respuesta la conocen todos.
[1] Ver artículo de César Hildebrandt. http://filipicasmorote.blogspot.com/ .
[2] Si tiene más tiempo puede leer gratis mi libro “Vargas Llosa, tal cual” https://www.herbertmorote.com/vargas_llosa.asp , ganó el premio de ensayo en España.
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